
“Yo lo vi jugar”
No lo digo con jactancia, ni pretendo hacer alarde. Pero yo lo vi jugar.
Lo vi debutar, como un total desconocido, en el torneo de Mar del Plata a principios de 1973, en el viejo Estadio General San Martín.
Lo vi desparramando defensores de Vélez en ese apretado 1 a 0 con el que Huracán ganó y logró (en el inicio del campeonato de ese año) su sexta victoria consecutiva.
Lo vi rematando de volea una jugada extraordinaria de Huracán que terminó con un gol que aplaudió toda la gente de Rosario Central.
Lo vi dar esa vuelta olímpica histórica con un equipo que dejó una huella imborrable en mi memoria y en mi corazón.
Lo vi jugando uno y cien partidos extraordinarios a pura gambeta, a pura genialidad, a pura locura.
También lo vi jugar en la Selección. Un orgullo para todo quemero.
Haciendo un gol de antología y bailando a los italianos en el Mundial de 1974.
Gritando con euforia su gol a los peruanos en el ’78.
Sí, sí. También, como muchos de ustedes, lo vi en la cancha tantísimas veces, acompañando al Globo.
Siempre fiel. Siempre querible. Siempre dispuesto. Como aquel día en el que se lo presenté a mi viejo. Y mi papá le dijo “¡Dame un abrazo!”, en agradecimiento por tantos recuerdos felices.
También lo vi cuando el desenlace era cercano, pero aun así su innata picardía se mantenía intacta.
Pero yo lo vi jugar. Lo digo sin jactancia. Con humildad. Sin hacer alarde, con la simple ventaja que me dan los años.
Porque a quienes no lo vieron jugar les digo, y no se enojen:
Muchachos, ustedes no saben lo que se perdieron.
Luis Antonio Sasso
Vicepresidente Primero del Club Atlético Huracán