
¿Sabías que Jorge Newbery fue Presidente Honorario del Club Atlético Huracán?
Newbery, referente de su tiempo y todos los demás, fue también fuente de inspiración para los jóvenes alumnos del Colegio Luppi que a principios del siglo XIX tenían el sueño de fundar un club de fútbol en Nueva Pompeya. De su lado, «George», como llamaban al dandy oriundo de Belgrano sus amigos de la alta sociedad, sentía especial apego por el arrabal porteño de Parque Patricios (donde tenía su club Buchardo) y aquel barrio vecino. De esta mutua simpatía nacieron los primeros acercamientos e intercambios de cartas.
Luego, tras la organización y refundación del club, con Laguna en la presidencia, se forjaron definitiva y formalmente los lazos que lo unieron para siempre con la institución: en 1911, ya cuando socio quemero, fue designado Delegado Honorario del club y autorizó a Huracán a usar su famoso globo homónimo y los colores de este (blanco con vivos rojos) como distintivo, como ya figuraba en escritos del Libro de Actas. Ese fue el comienzo de una serie de generosidades que resultaron cimientos fundamentales para el crecimiento y la construcción de la grandeza huracanada que él tanto impulsó.
El siguiente gran acto, ya como Presidente Honorario, fue conseguir la cesión del terreno ubicado en la calle Arena (hoy Av. Almafuerte) para utilizar su cancha municipal como estadio oficial (que llevó su nombre), necesario para poder entrar en la Asociación Argentina de Football.
Un año más tarde, en 1912, intercedió ante la Asociación para que sea aceptada la afiliación que a Huracán se le negó el año anterior, antes de contar con los beneficios que conllevaba su figura. Hugo Wilson, el presidente de aquel entonces, le ofreció la siguiente respuesta el 12 de abril del año en cuestión: «Como Ud. comprenderá nada podría serme más agradable que complacer un pedido suyo, pero desgraciadamente el club Huracán no tenía su field en condiciones reglamentarias cuando fue visitado por la Comisión de Canchas y ahora ya están arreglados los fixtures. Esto como Ud. se dará cuenta hace casi imposible admitirlo aunque ahora estuviese en condiciones, pero en vista de su interés he pedido a la Comisión de Canchas revise la cancha nuevamente y le haré saber el resultado». Y una vez más, el conocido «Señor Coraje» terminó logrando lo casi imposible: gestionó exitosamente el acondicionamiento del terreno y Huracán logró entrar ese mismo año a la Tercera Liga.
Poco después, con La Quema en Primera División en tiempo récord, en enero de 1914, quien fuera el mayor «padrino» del fútbol argentino concluyó sus últimas gestiones: inició una suscripción popular que tuvo como resultado un gran aumento del caudal de socios, lo que significó un salto enorme para su entrañado Globo, al que ayudó hasta sus últimos días, en las albas de aquel marzo.
Gonzalo Hernán Minici.