¿Sabías que Ángel Chiesa logró marcar la escalofriante cifra de cinco goles en un mismo partido?
Existió un precedente y fue apellidado por otro cíclope de las memorias huracanadas: el 5 de abril de 1914, por el Campeonato de Primera División de esa añada (primero del club de los guapos en el círculo mayor), José Manuel Durand Laguna, «El Gran Precursor» del Parque de los Patricios, pionero de pioneros en las más varias aristas variopintas, gritó cinco de los diez goles en la arena de Avenida del Libertador y Manuel Pedraza, Núñez, ante Comercio, que en el hoy ya no practica fútbol oficial, en lo que resultó una de las dos goleadas más abultadas de las crónicas sur-capitalinas: 1-10 en condición de visitante (la otra, 9-0 a Colón en 1970).
El anterior hecho inenarrable le quitó al presente protagonista el «sin precedentes» de algo que claramente podría haber tenido esa condición: el 12 de junio de 1921, por la 8.ª fecha del Campeonato de dicho calendario, Chiesa emuló al «Negro» y de negro luto vistió a Sportivo Barracas todo, quien perdió 7-1 ante un huracán de goles quemeros, que esta vez fueron locales. Ese día, el Globo más balompédico formó con Kiessel; Pratto y Agustín Alberti; Federico, Ramón Vázquez y Marchioli; Ginevra, Laguna, Chiesa, Dannaher y Ainzuain, mientras que los dolorosamente abatidos del también sur porteño (aunque poco más al sur) lo hicieron con Gnecco; Nicolini y Castoldi; Daneri, Aller y Godio; Podestá, Galíndez, Cruz, Rosado, Masse. El hombre restante en el campo de juego fue el árbitro Louzao y en la cronología de los sacros alaridos se puede volver a aludir todo pasmo: la figura estelar clavó espada a los 15′, 16′, 18′, 24′ y 84′, mientras Dannaher y Laguna lo hicieron a los 52′ y 71′ respectivamente; para la maltratada visita, descontó Rosado a los 72′. Sí, exactamente: Chiesa marcó dos goles en dos minutos, tres en cuatro y cuatro en diez.
Más gracia obtuvo este hito en la mesa dulce del certamen: «H» roja en su cúspide, el cuadro de las ranas y el arrabal campeonó por vez primera en un título de liga, allá por la «Década de Oro» de los ya centenarios años veinte del siglo pasado. Esos cinco de siete gritos del cotejo en cuestión, se sumaron a los totales cincuenta y cuatro señalados en dieciocho disputas, que con sólo quince contrarios hicieron a una espléndida diferencia a favor de treinta y nueve marcaciones en positivo para el team de tonos albos y bermejos. Esos cinco de siete gritos del cotejo en cuestión, se sumaron a los totales ciento once que en doscientos treinta juegos ponderan a Ángel Domingo Chiesa, el jugador más campeón de los propios junto a Juan Pratto ambos con siete títulos oficiales de máxima categoría, quinto más alto artillero de la historia huracanista.
Gonzalo Hernán Minici