Pensionados de primera
Los juveniles Juan Gauto, Pablo Oro y Rodrigo Cabral culminaron su primera semana de entrenamiento con el plantel profesional que dirige Israel Damonte. En su día de descanso, las tres promesas de la cantera quemera nos abren las puertas de la pensión del club para contarnos la convivencia, las medidas de seguridad e higiene y el protocolo que deben emplear por la pandemia.
La rutina arranca desde temprano, de forma sincronizada y como un verdadero equipo. Los jóvenes jugadores de manera ordenada van uno a uno al sector de los baños y luego bajan al desayunador. “Yo soy el primero en levantarme, me despierto a las 6 de la mañana y enseguida me voy a duchar. Cuando termino le golpeo la puerta a uno de mis compañeros”, cuenta Juancito Gauto, el más pequeño del trío y del plantel profesional que con 16 años vino hace tiempo desde Perito Moreno ( Santa Cruz) para arribar acá. El mercedino Cabral continúa en la lista y el último en salir de la cama es el puntano Pablo Oro.
Cada uno duerme en un cuarto diferente y luego de cambiarse, dentro del mismo, bajan al comedor de la pensión donde deben prepararse, ellos mismos, su desayuno. Dentro de las alacenas cada jugador cuenta con sus insumos y si bien el sector es muy amplio, la recomendación del Dr Fernando Locaso es que siempre mantengan la distancia necesaria para no tener un contacto cercano. El nutricionista del plantel, Luciano Spena, supervisa (por video llamadas) la alimentación de cada jugador de las cuatros comidas diarias, trabajando en conjunto con el cheff Diego Ulloa, hoy responsable de la preparación de la infusión de los jugadores.
“Yo soy de tomar mate en la habitación mientras escucho música, luego bajamos y desayunamos tal cual nos indica el nutri”, remarca Rodri “la joya” Cabral con su tonada correntina. Al terminar y luego de lavar sus tazas, cada uno debe tomar sus pertenencias (colchoneta, rodillo de elongación, botines, la bebida de hidratación y el alcohol en gel) y luego de despedir al celador que los acompaña en la pensión, los chicos bajan por la Platea Alcorta donde los están esperando para ser trasladados a la Quemita.
En la vuelta y cansados del duro entrenamiento, los juveniles continúan la rutina en su “casa de hospedaje quemera”, como a ellos les gusta decir. Almuerzo, descanso por la tarde y alguna actividad sugerida por el profe Horacio Ferrer son parte de la rutina diaria de estos tres jóvenes que sueñan con triunfar en el globo.
Los horarios para comer y descansar son similares al de la pensión que alberga a todos los chicos de las inferiores, con las mismas reglas y el mismo respeto que implementó su encargada, Gabriela López, con el equipo de trabajo que lleva adelante este proyecto hace más de dos años. “La comida es riquísima, soy amante del pescado pero acá todos los platos están buenísimos. Los cocineros son unos fenómenos, es muy importante la alimentación para entrenar bien”, resalta Pablo Oro, el nueve goleador que llegó de San Luís con edad de séptima y hoy pide pista entre los grandes.
Muchos chicos pasaron por la casa de los sueños del Palacio y hoy el plantel de primera cuenta con siete profesionales que vivieron allí, sumándose a la lista: Sebastián Ramírez, Agustín Curruhinca, Fernando Cosciuc y Sebastián Meza, siendo la pensión del club su primera experiencia de vida en Buenos Aires.
Ellos son el futuro, el mañana gritando goles y besando el globo de la camiseta por que lo sueñan así cada día mientras miran el verde césped del estadio más hermoso del mundo, “El Palacio”. Sus metas y la de los profesionales que están detrás de ellos, se cumplirán cuando pasen del otro lado del alambrado y estén dentro del rectángulo. Hoy, con el mayor de los cuidados, se deben preparar para esperar ese día.