La historia quemera que vive en Sacachispas

La historia quemera que vive en Sacachispas

Social

Huracán y Sacachispas firmaron un convenio de cooperación deportiva este mes. El pacto consiste en forjar un intercambio en materia de desarrollo competitivo y cultural. A raíz de este tópico, sería idóneo recordar que no es la primera vez que ambos clubes mantienen relaciones institucionales.

“Beto” Larrosa, histórico dirigente de Sacachispas, y su hijo, Roberto Larrosa, actual presidente de la institución, son hinchas y socios de Huracán de toda la vida.

A colación del convenio, Leandro Cuomo, Claudio Vargas y Leandro Romano llegarán mediante un préstamo al Lila desde la Quema.

Los hombres en cuestión unen las dos camisetas manteniendo un vínculo actual que, por cercanía barrial, siempre fue ameno. Tanto en común tienen ambas instituciones que el creador de uno era hincha del otro.

Aldo Vázquez fundó Sacachispas y era fanático de Huracán.

Su amor por el globo nació gracias a su padre: Ramón Vázquez. Viejo conocido por la Quema, salió campeón durante el amateurismo en 1921, 1922, 1925 y 1928. El recio defensor -tras su retiro- fundó la Mutual de Veteranos de Huracán. Hoy cuenta con un sector en la platea Miravé y posee un mural realizado en los pasillos internos del Palacio Ducó.

Daniel Vázquez, hijo de Aldo, recuerda: “Un grupo de jugadores dirigido por mi papá ganó la zona en los Juegos Evita. Perón, como premio, les regaló los terrenos para que entrenen y así fue creciendo Sacachispas”.

Los primeros equipos que compitieron para el Lila en los campeonatos de AFA fueron constituidos, en su mayoría, por jugadores de las inferiores de Huracán.

“Siempre estuvieron ligados ambos clubes”, sentenció Daniel, quien rememora las anécdotas que le contaba su padre como si estuviese pasando delante de sus ojos. “Mi viejo era el socio número 1 de Sacachispas y el número 19 de Huracán. Siempre los tuvo muy cerca a los dos”, finalizó.

Quien también puede certificar la pasión que repartía Aldo, es Matías, uno de sus nietos: “Mi abuelo, cuando yo era chico, me llevaba a la cancha de los dos equipos. En Huracán cuando había algún jugador burro y le gritaban: “¡Andá a jugar a Sacachispas!” él nos miraba y en voz baja decía: “¡No! ¡En Sacachispas no, por favor!”.

Aldo siempre tuvo la ilusión de que el Violeta ascienda tres categorías consecutivas como lo hizo Huracán en sus comienzos. Solo pudo ver dos.

De todas formas, dejó vívida la hermandad entre ambas instituciones. Incluso, en los torneos de veteranos, intentaba mezclar ex jugadores de Huracán y de Sacachispas para que jueguen unos con otros. Alcanzó el grado máximo como socio vitalicio en Parque Patricios, y recibió más de una plaqueta conmemorativa en Villa Soldati.

Como si fuera poco, dejó un legado aferrado a su pasión: toda la familia de Aldo es hincha fanática de Huracán.

Tuvo dos hijos: Daniel y Graciela. Daniel fanatizó a Mariana, Matías y Daniela. Graciela hizo lo suyo con Agustín y Federico.

Siempre que pueden los nietos ayudan a ambos clubes. Todos son socios de Huracán y no faltan nunca a la cancha. También, siguen al Lila alentando en la tribuna.

La semana pasada Huracán y Sacachipas unieron sus rúbricas en base a un convenio deportivo. Pero es bueno recordar que no solos los une la tinta, los une la esencia barrial y la semejanza de un hombre que marcó, con sus acciones, la vida de ambas instituciones.

Bruno Cativiela

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