#HistoriaQuemera Homenaje a Guillermo Stábile
Historia Quemera

#HistoriaQuemera Homenaje a Guillermo Stábile

Un día como hoy pero de 1966 se hacía (más) eterno un entero sinónimo de Huracán, la Selección Argentina y la gloria de sendos cuadros: Guillermo Antonio Stábile.

Nacido el 17 de enero de 1906 en Parque Patricios, se inició joven como velocista atlético, al tiempo en que se desempeñaba en Sportivo Metán. En 1920 integró divisiones inferiores del Globo, donde forjó su excelencia. El 30 de marzo de 1924 llegó a Primera en medio de la definición del Campeonato de 1923 (la más larga del balompié nacional). Desde entonces y hasta 1930, el «Filtrador» jugó 128 partidos y descosió 104 redes (séptimo artillero histórico del club), se consagró en los Campeonatos de 1925 y 1928, en la Copa Ibarguren 1925 y en la memoria Huracanense para siempre; fue el mejor del mejor tiempo. A su vez, representando a Argentina en el primer Mundial, se erigió como goleador del certamen con ocho tantos (incluidos los tres del primer «hat-trick» mundialista), grabando su nombre y el de La Quema en el Cuadro de Honor de la FIFA, además de obtener mención de segundo mejor jugador del torneo y, con el subcampeonato ante Uruguay, terminar de coronar al fútbol rioplatense de los años veinte, del que Huracán era rey junto a Boca, Peñarol y Nacional, como el más espléndido del mundo. Luego, quien aún hoy es el segundo máximo anotador del conjunto patrio en Mundiales y el primero total por promedio de gol, viajó a Europa, donde brilló en Genoa, Napoli (Italia) y Red Star (Francia).

Su labor como entrenador magnificó su notabilísima carrera. Debutó en Huracán en 1939 al mando de la «Aplanadora» que logró la Primera Rueda ganándole a los cinco grandes restantes y terminó subcampeona con 97 goles. A los postres, obtuvo la Copa Adrián Escobar 1942 y la Competencia Británica 1944 (junto a Laguna, quien también condujo durante aquella) y es así el director más campeón de la historia Quemera con el susodicho Laguna y Apuzzo. En paralelo, trabajó en la Selección veinte años ininterrumpidos sembrando un sinfín de récords: es el técnico que más partidos dirigió (127), el que más ganó (85), con el que más goles convirtió el combinado nacional (323); quien logró la mayor diferencia de gritos a favor (+191, siendo el único en superar los 100), la goleada más abultada (12-0), la serie invicta neutral más prolongada (26 partidos), entre otras marcas de relieve. A nivel global, es uno de los diez entrenadores internacionales que más cotejos vivieron y, por sobre todo, el más ganador absoluto de la historia del fútbol con sus seis Copas América (1941, 1945, 1946, 1947 —único tricampeonato—, 1955 y 1957). También consiguió un Campeonato Panamericano (1960) y otros títulos con distintos clubes.

Dueño de un maremagno futbolístico, de su sangre se infló el Globo y la historia grande de la Selección Argentina se escribió gracias a su nombre.

Gonzalo Hernán Minici