#HistoriaQuemera Homenaje a Emilio Baldonedo
Historia Quemera

#HistoriaQuemera Homenaje a Emilio Baldonedo

«Seré un Baldonedo, un Martino, un Boyé» reza tangamente «El sueño del pibe». En ese primer soñar, está el ser gloria quemera, récord argentino y lamento carioca.

Emilio Baldonedo, gigante huracanado, nació el 23 de junio de 1916 en Boedo y Las Casas. Pese a criarse a cuadras del Viejo Gasómetro, su corazón llevaba la estampa del Huracán del 20′, aquel multi-campeón argentino y protagonista rioplatense (y entonces, en entonces, mundial), de jugadas innovadoras e innovadores aclamados. Aquella escuela le enseñó a amar al fútbol, y, más aún, al Globo. Tanto así que, tras formarse en inferiores de Sportivo Alsina, pasó a las huracanenses, hasta su debut mayor del 2 de junio de 1935. Mostró excelencia desde la primera pisada e integró una de las duplas más perfectas: Masantonio-Baldonedo. Fue el entreala izquierdo con quien mejor se entendió Herminio; entre ambos, un Huracán de goles. El primero suyo llegó el 11 de agosto, ante Quilmes. Luego, en cuatro temporadas superó la veintena. «Perita» era magia. Destreza, oportunismo, técnica, instinto. Era su remate preciso y su definición certera. Y era más. Era gol, mucho gol. Por eso, su apellido se lee en un sinfín de páginas llenas de éstos. También era firuletes y floreos, aquellos que tan bien lucía antes del tiro y por los que su padre y hermano del césped a veces le reprendía. En 1940 se unió quien coronó un tridente: Tucho Méndez. Hoy, desde 1996, ambos tres yacen en su monumento frente a la sede.

Su historia en la Selección es tan efímera como eterna: un escalón arriba de Masantonio (6 goles) y otro de Méndez (5), es, con 7 tantos, el máximo goleador argentino ante Brasil. Sus marcas fueron en 5 juegos consecutivos entre febrero y marzo de 1940, ganando las ediciones 1939 y 1940 de la Copa Roca y sumando para las dos goleadas más abultadas del derbi (6-1 y 5-1 a favor). El récord fue recién superado por Pelé (8 dianas, de las cuales 3 fueron en amistosos) en 1970, aunque en el doble de encuentros y a lo largo de más de trece años, y, como parámetro, Maradona y Messi sólo lograron 1 y 4 tantos respectivamente. Asimismo, sumando un partido contra Uruguay, Baldonedo arrojó el segundo mejor promedio de gol «albiceleste» (1,16) sólo superado por Stábile (2) y a tiro del de Masantonio, (1,105).

Tras once años ininterrumpidos en Patricios y un puesto seguro entre los principales anotadores del balompié local, jugó en Newell’s y partió a México para brillar en Monterrey y retirarse en Puebla (1947). Sin botines, dirigió técnicamente a ocho equipos, más, sobre todo, su amado Globo, donde también se dedicó a la formación de juveniles y fue considerado un gran maestro. Presidió la Asociación Mutual de Veteranos (1964-1966) y respiró «Huracán» hasta su suspiro final, el 31 de mayo de 1999, final que jamás hallará su esencia: tres veces campeón en copas (1942, 1943 y 1944), tres subcampeón nacional, tantas más en el podio y la primera escena, La Quema lo erige como tercer máximo artillero (167 gritos) y noveno líder en presencias (264). También, como emblema: uno de los que despierta mayor orgullo e idilio.

Gonzalo Hernán Minici