#HistoriaQuemera ¡Feliz cumpleaños, Sergio Omar Saturno!
Este día está cumpliendo 57 años Sergio Omar Saturno, un habilidoso puntero derecho que en el Globo supo brillar en un tiempo más opaco que luminiscente.
Empezó su carrera en 1979, y, antes de su llegada a Huracán justo una década después, paseó sus mágicas y creativas gambetas por nada menos que ocho clubes: Talleres de Remedios de Escalada, Bucaramanga (Colombia), El Porvenir, Los Andes, Colón, Rosario Central, Lanús y Gimnasia. Su aterrizaje «extraterrestre» en Parque Patricios estaba repleto de una responsabilidad obligada de aquel tiempo: devolver al elenco porteño a Primera División, la única categoría correspondiente a su historia. Y el «Talo» cumplió. Instantáneamente conformó una dupla fantástica con el mejor socio que tuvo dentro de un campo de juego, Antonio Mohamed, y, junto a él, llenó de redes rotas al ataque Quemero, al tiempo que convirtió puños apretados con nervios en palmas llenas de recuerdo… Salvando las distancias, tiempo atrás Huracán ya había visto a un «Loco» lucir la camiseta número 7 a puro amague y grito de gol. Tras lograr la reivindicación de La Quema, siguió en el club totalizando 37 tantos en 97 partidos (una efectividad muy elevada para un wing) hasta 1992, año en que fue transferido a Boca, donde también conquistó afición e, incluso, integró tres planteles campeones. Finalizó su variada trayectoria en Platense y luego siguió atado al balompié como instructor de divisiones inferiores.
Sin embargo, Larva fue dueño universal de una impronta conocida desde la Tierra al planeta de su apellido: su famosa «Bicicleta». Como nadie se enlazó con esa vistosa maniobra; ambos eran uno y así permanecen conjugados en la memoria futbolera: ¿Bicicleta? Saturno; ¿Saturno? Bicicleta. La misma fue el enrojecer de gargantas y el mayor motivo de sus aplausos. Causaba delirio. Tanto que, en 2003, la banda de rock «Superhéroes» le dedicó una canción. Y hasta existe el mito urbano que cuenta que, de tan célebre que el barbudo delantero volvió a la lujosa jugada, aquel vehículo de dos ruedas aumentó el precio de venta considerablemente…
Gonzalo Hernán Minici