#HistoriaQuemera ¡Feliz cumpleaños, Javier Pastore!
Javier Matías Pastore, semilla plantada en tierra cordobesa, echó raíces el 20 de junio de 1989. Su arte balompédico, empero, surgió de Patricios al mundo.
Calzó primeras botas en las juveniles de Talleres, donde su debut en Primera llegó a diecisiete junios de nacido. Antes de firmar contrato, quedó en libertad de acción y bajo ésta se subió al Globo, en 2007. Mechó pocos vaivenes sugerentes de gran futuro, hasta la llegada de Ángel Cappa, con quien selló las certezas. Durante el tan recordado y fugaz como injusto y perpetuo subcampeonato de 2009, en el Palacio Ducó halló su tiempo y espacio. Allí y entonces jugó a galera, guante y bastón. Saludaba con «sombrero» de copa alta a quienes le intentaban timar el leitmotiv esférico, no sin antes pasearlo entre sus piernas o el quedamiento de miradas ante un taco glamuroso o una jugada complexa salida quién sabe de qué conservatorio. ¿Cómo negar su magia? Si hasta los más confesos ateos rezaban por que no termine nunca. ¿Cómo olvidar su fútbol? Si hacía de y con la pelota un poema culterano recitado a telón abierto y melodía clasicista de fondo. En esa sinfónica pasaban sus rivales, en cámara lenta, con el entendimiento perdido, la pose quebrada y las extremidades anudadas. Las gradas, unánime aplauso y sentida ovación hasta palmas y gargantas rojas. Explosiones vivaces fueron sus goles, los que regaló desde joven promesa de diecinueve años con naciente estirpe, hasta crack consolidado en todas las salas de los recuerdos mejor guardados. Así, tras ese santiamén tan eterno que promete retorno, el luengo y fino «Bailarín» supo migrar a nuevos destinos al mediar 2009.
Pese a requerimientos del Manchester United, Palermo (Italia) fue su nueva estrada. Recién llegado, su talento no tardó en rajar el suelo. En poco tiempo, susurros dejaron oír que el premiado «Mejor futbolista joven de la Serie A» en 2010, se trataba del mejor Sub 21 del continente, mientras gigantografías con su imagen adornaban las calles sicilianas y su riqueza técnica se repetía en todas las televisiones del mundo. «Es el nuevo Zidane» aseveraba Zamparini (presidente del Palermo), mientras Milan, Juventus, Manchester City, Chelsea, Real Madrid y Barcelona, entre otros equipos de elite, lo pretendían. Pero el París Saint-Germain se llevó al nuevo fenómeno universal por 43 000 000 € (pase récord para la Ligue 1 hasta entonces) en agosto de 2011, y a torre Eiffel, que en algún ayer confundió a Stábile con un Napoleón llegado a Europa en el «Conte Rosso», hoy se deleita con su gracia. Qué elegancia la de Francia… En el elenco parisiense lleva ganados diecinueve títulos, lograda una gran cantidad de distinciones individuales y cimentado un idilio enorme.
En paralelo, desde el 15 de diciembre de 2009 vive su historia en la Selección Argentina. De ese primer encuentro (con un golazo incluido) hasta esta parte, disputó varios amistosos, el Mundial 2010 y las ediciones 2011, 2015 y 2016 de la Copa América, con un destacado rendimiento. Fue parte de la «Generación Plateada» alcanzando dos subcampeonatos en el máximo certamen continental. Sobre todo, en el de 2015, celeste y blanco se disfrazó de Iniesta y fue un socio ideal de Lionel Messi.
Huracán, de quien es socio, lo añora, aprecia y recuerda con gran cariño. También sueña su regreso. Es que si por La Quema pasa un «Flaco», mejor sacar primera fila.
Gonzalo Hernán Minici