#HistoriaQuemera ¡Feliz cumpleaños, Ignacio Pussetto!
Cuatro días antes de la Navidad de 1995, en Cañada Rosquín (Santa Fe) se celebró el natalicio de Ignacio Pussetto, tan ensalzado, tan querido, tan aplaudido en la historia más reciente de La Quema, donde aún late con fuerza y calor.
Ingresó al balompié a través de las inferiores de Juventud Unida, club deportivo de su suelo. Afluyó a Atlético Rafaela, donde halló debut en mayores durante 2013 y por tres años no paró de brindar destellos de su magia, dejando a las claras su potencial y volviéndose codicia de varios elencos. Huracán ganó la pulseada y por eso el 18 de julio de 2016 recaló en la entidad blanca y roja con sombra de antaño verde. «Vengo a pelear cosas importantes», selló en promesa. Y explotó…
Wing derecho por naturaleza, también puede cumplir por izquierda o retrasar su posición y arrancar como volante ofensivo por las bandas. El primer emparejamiento que vivió con Globo en pecho fue ante Belgrano, por Copa Argentina, el 12 de agosto de 2016. Su andar inicial por la institución fue totalmente arrasador. Empero, a medio año de su magia, una pubalgia lo afectó muy duramente y desterró de los campos de la verdad por más de cuatro meses. Supo superar la lesión, y supo superarse a sí: volvió y se volvió referente del pueblo quemero. No sin dejar ver su lado solidario, ya que apadrinó a la escuelita de fútbol «San Francisco de Asís» (pueblerina vecina), a la que llevó al Ducó, escuela de fútbol grande. En la temporada 2017/2018, la de su año postrero en el Parque, coronó su brillar: grato ladero de Ábila durante la primera media parte, maximizó su repertorio de goles variopintos (de cabeza y con ambas piernas), de desopilantes apiladas de hasta tres o cuatro rivales, de carreras en velocidad, de amagues tan espléndidos y de entrega tan pura, llevándolo a un nivel altísimo, y llevando al Huracán de Alfaro, que comenzó el Campeonato peleando por no caer en desgracia, a la Copa Libertadores 2019, en lo que fue una campaña inmensa, teniendo en cuenta la partida y la llegada. Fue, junto a los guantes ciclópeos del «impecable e implacable» (como lo retrató la pluma de Waldemar Iglesias) Marcos Díaz, la figura estelar del equipo: en 27 cotejos (único propio en disputar todos) marcó 9 goles y 5 asistencias, sin contar sus tantas creaciones que terminaron en penales a favor (llave clave). También fue, sin rendija de duda, uno de los mejores del torneo. El 12 de mayo de 2018, mientras un clásico ante Boca con un bélico 3-3 en el Palacio vestido de fiesta, jugó su último partido y exhibió su última obra de arte en Patricios. Totalizó 49 juegos y 12 gritos con salto y brazada como marca registrada. Y terminó platinado.
El 17 de julio de 2018, a dos años menos un día de tripular el aerostato de Newbery, firmó con Udinese dejando 8 000 000 US$ en las arcas de los raneros. «A partir de ahora voy a ser un hincha más», selló en cumplimiento. Ya lo era: el 28 de marzo, a tono con el Día Mundial del Hincha de Huracán, se asoció a la pasión huracanense. Luego, a poco de poner pie en Italia, en muestra de generosidad y cariño, donó al club un cheque de 186 000 US$.
Los adoquines del sur porteño conservan reverberaciones del «Pussetto, Pussetto» que tanto se coreó. Lo sabe cada jacarandá del barrio más lindo: es el celebrar de Nacho, el último en homenajear a René Orlando Houseman con la «7» huracanada.
Gonzalo Hernán Minici