#HistoriaQuemera Aniversario de Juan Carlos Salvini
Historia Quemera

#HistoriaQuemera Aniversario de Juan Carlos Salvini

El 18 de febrero de 1921 dio comienzo la vida de Juan Carlos Salvini, un imprescindible de la entera historia quemera.

Caminó la cantera huracanense hasta llegar a su debut en mayores, el 24 de noviembre de 1940. Era un delantero de todo el frente ofensivo ofrecido por aquel tiempo de goleadas abultadas, aunque principalmente cubría el puesto de puntero derecho, y, en segundo escalón, el de centro-atacante; en La Quema izó la bandera de sus desbordes, su potencia, su velocidad y, sobre todo, sus enormes y muy cuantiosos gritos sagrados: 64 en 143 partidos (0,4475 de promedio) entre 1940 y 1947, siendo el duodécimo máximo artillero del club detrás de Masantonio (270), Brindisi (172), Baldonedo (167), Babington (130), Chiesa (110), Houseman (109), Stábile (104), Méndez (86), Laguna (81), Onzari (72) y Avallay (72). Lo cuenta esa marca. Lo cuenta su titularidad indiscutida en tiempo de gigantes (compañeros de honor). Lo cuentan los momentos de Huracán con su gracia activa y su protagonismo en cada uno de ellos: en 1940, el Globo fue tercero en el Campeonato; en 1941, subcampeón de la Copa Adrián Escobar; en 1942, campeón de la misma; en 1943, bicampeón de ésta; en 1944, campeón de la Copa Competencia Británica y logró la máxima goleada huracanada al eterno rival (5-1, en Caballito, el 16 de abril; Juan Carlos, el principal animador con tres tantos); en 1945, año del retiro de Masantonio, ganó 10-4 a Rosario Central (y Salvini marcó), en una de las batallas más resonantes del fútbol argentino; en 1946, lució a Di Stéfano luciendo la camiseta más hermosa; y en 1947, abrió el Palacio de América al mundo el 7 de septiembre de 1947, cuando el homenajeado fue la figura estelar del 4-3 ante Boca señalando en tres oportunidades (en el 2-0, en el 3-1 y en el 4-3 final). Todo eso le valió vivir ocho juegos y romper dos redes con el elenco patrio entre 1945 y 1946, campeonando en la Copa Armérica de la segunda añada.

En 1948 pasó junto a Norberto Méndez y Llamil Simes a la Academia de Avellaneda en una negociación múltiple, para ser bicampeón en 1949 y 1950 en el equipo más basado en el aerostato de Jorge Newbery que no fuera el de la misma aeronave de Jorge Newbery, y así coincidir en gloria con Stábile, su mejor técnico y maestro (y el de todos los habitáculos en los que orquestó), y «Tucho», su mejor compañero y socio del verde césped, en Huracán, la Selección y Racing, sus casas argentinas. Tras su idilio en sendos cuadros, su retiro en Wanderers (Uruguay), en 1951.

La realidad con centro institucional en avenida Caseros 3159 hoy levanta una copa en recuerdo de este gran campeón de las tres raneras de los aguerridos años cuarenta. Celebra sus tantos tantos. Recuerda su andar tan recordado. ¡Eterna memoria al memorable eterno!

Gonzalo Hernán Minici