«Desde ese día comenzamos a valorar un poco más la vida»
Fernando Salces, Gerente de Fútbol Profesional del Club Atlético Huracán, dialogó en exclusiva con la Web Oficial tras un nuevo aniversario del accidente del Globo en Venezuela tras lograr la clasificación por la CONMBEOL Libertadores y recordó cómo vivió ese difícil momento.
En un nuevo aniversario, ¿cómo recordas aquel día? Donde estabas y donde te golpeó?
«Todos los años era con tristeza, este año creo que me hizo un clic la cabeza y estuve hablando con Diego Mendoza, con el médico Pedro Di Spagna y con los que estábamos ahí en el accidente y me cambió la cabeza para recordarlo con alegría porque estamos vivos y lo podemos contar. Yo estaba atrás del chofer cuando nos avisó que se quedó sin frenos, de ahí me fui para el medio del micro, quedé al lado de Lucas Chacana, no sabía donde meterme y nos abrazamos los dos cuando pasó lo del golpe. Ahí ya no me acuerdo nada hasta cuando el micro ya estaba tumbado, no sé si me desmayé o perdí la conciencia pero no me acuerdo más».
¿Cómo fueron esos momentos previos al impacto, qué pasaba por tu cabeza?
«Siempre viajo en el primer asiento abajo junto al técnico, el chofer le avisa a nuestro seguridad Abel Cardozo que se quedó sin frenos y como siempre tenemos muy buena relación dentro de todo el plantel pensábamos que era un chiste pero no, de verdad se había quedado sin frenos el micro. Ahí comenzó a maniobrar bien, le avisó a la camioneta de la utilería que venía atrás nuestro, nos pasaron y ahí les pidió que frenen, los chocamos para ver si podíamos frenar el micro cosa que no se pudo lograr. Pasaban un montón de cosas por mi cabeza, mi familia, mi vida, no poder volver a ver a mi gente, pensé que podía morir pero por suerte no pasó nada de eso y desde ese día comenzamos a valorar un poco más la vida».
¿Cómo se organizaron una vez que ya había volcado el micro, qué papel ocupaste?
«Una vez que volcó el micro algunos salieron por el techo ya que estaba de costado otros como yo salimos por arriba que la puerta había quedado como techo. El ser humano reacciona según indique su cabeza, recuerdo que Wanchope estaba muy enojado con el chofer, yo me la agarré con él también hasta que el técnico, Eduardo Domínguez nos calmó y nos dijo que nos ocupáramos de los heridos, me tiré del techo para abajo, al instante habían llegado los bomberos, a mí me tocó llevar a Pedro Di Sapgna, la ambulancia iba bastante rápido y Pedro que tenía fisurada la costilla le pidió que bajara la velocidad. Llegamos al hospital en el que no había nada de insumos, mucha gente esperando pero cuando vieron que éramos un equipo argentino de fútbol que venía de jugar la Libertadores aparecieron de todos lados insumos y se comunicaron del gobierno de Venezuela».
¿Cómo fueron las horas posteriores, el trabajo de todos y la rápida acción con respecto a Toranzo, Santella y Mendoza?
«Las horas posteriores nos encontraron en el shock room con Lucas Villarruel, Pato Toranzo, Pedro, el PF Santella, Diego Mendoza. En el principio estuvimos con ellos, Diego Mendoza sufriendo porque se desmayaba, pensaba que podía morir, tenía el pie hecho pedazos. Todo era un desastre, era un día de locos. Fui a un lugar para intentar comunicarme con mi familia porque ya estaban diciendo que había muertos, que a Pato le iban a cortar la pierna, fue una de las pocas veces que salí en la tele porque a mí no me gusta pero necesitábamos llevar calma. Después llegó el Presidente Alejandro Nadur, también Abel Poza, algunos se quedaron y otros nos fuimos a un hotel que nos había dado el Gobierno de Venezuela. Fue cómico porque al médico que estaba en silla de ruedas lo tuvimos que atender nosotros. Ahí pudimos hablar con las familias y a la noche nos vinieron a buscar para traernos en uno de los aviones presidenciales de Venezuela. Más tarde llegaron Santella, Toranzo y Mendoza en los aviones sanitarios».
¿Qué significó volver a Venezuela frente a Lara?
«Antes de volver contra Lara y Anzoátegui fueron los sorteos y cuando lo vi con amigos y salió nuevamente Venezuela les dije que me dejaran solo, que no quería ver a nadie porque otra vez me tocaba una triste historia. Tuve dos amigos allá que nos ayudaron esta vez a hacer la logística junto a Javier Montanari sin ayuda de nadie más ni tercerización. Venezuela es un destino recurrente parece pero me hizo bien volver, incluso en el primer regreso tuvimos que ir a Caracas y frenamos en el lugar del accidente porque no lo habíamos podido superar. Ahí pudimos pasar de la victimización a un recuerdo que quedará para siempre».